Portada de El Hotel de los Suicidas
Bogotá, Colombia

El Hotel de los Suicidas

El Hotel del Salto abrió sus puertas en 1923 como un símbolo de la opulencia colombiana. Con su arquitectura gótica francesa, se balanceaba peligrosamente al borde del abismo, ofreciendo una vista espectacular de la catarata del Tequendama, de 157 metros de altura.

Pero la belleza del lugar escondía una llamada oscura.

La leyenda cuenta que los indígenas muiscas saltaban desde allí para convertirse en águilas y volar hacia la libertad. Sin embargo, en el siglo XX, quienes saltaban no buscaban la libertad, sino el fin. Se dice que la “llamada del vacío” en este lugar es sobrenaturalmente fuerte. Los huéspedes reportaban escuchar voces en la niebla que subía de la catarata, voces que los invitaban suavemente a acercarse al borde.

Tras su cierre en los años 90, el edificio quedó abandonado. Los vigilantes nocturnos aseguran que las fiestas nunca terminaron: se escuchan copas brindando, música de piano desafinada y, puntualmente a las 3:00 AM, el grito desgarrador de una mujer que cae eternamente.

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